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Actividad pictórica independiente

Era su pintura un ejercicio a plena luz, una forma de respirar libre de vahos artificiales (…). En el “estudio” (…) terminaba de retocar las obras pero su trabajo esencial era en directo como correspondía a un enamorado de la naturaleza, siempre presto a tomar apuntes de ella. Las localidades que consideró más atractivas fueron las cercanas de Irún y Fuenterrabía y la villa pesquera de Pasajes, con sus aldeas de san Pedro y san Juan a ambos lados de la bocana del puerto. Los temas: el caserío irunés desapercibido, los puertos guipuzcoanos con sus astilleros modestos, las amplias perspectivas de montes, las florestas, el río Bidasoa en su discurrir desde Navarra a la bahía de Txingudi, el mar en sus distintas expresiones, roquedos y acantilados, la cantera abandonada, el paisaje agreste, espectacular, de los Picos de Europa en la divisoria de Asturias con León y, también, el abrupto entorno de Pancorbo, en Burgos, del que tal vez le hablase su profesor Bráñez de Hoyos, que también en sus cuadros anteponía las casas del pueblo a las cresterías de la montaña como “telón” de fondo de casas rústicas, pues, como diría Félix Ferrer, Antonio es “pintor que le atrae el paisaje bravo por la dificultad que entraña” [48]. Aunque sus paisajes están humanizados por la acción del hombre (sea mediante la presencia de casas, puentes, huertecillas o tinglados portuarios) no es frecuente en ellos la presencia de la figura humana, aunque a veces la sugiere con leve esbozo, pues para él la naturaleza es lo primordial, a su vez ocasión para ejercitarse en las dificultades que entraña su representación, sea unas veces la del recoleto caserío, otras los profundos horizontes y las más de las veces el turbio oleaje del mar con sus límites difusos por la niebla.
También se aleja, en otras pinturas, del tema identificable, para abordar fenómenos naturales, que pueden calificarse de ejercicios experimentales pues trata de apresar con sus pinceles estados transitorios del cielo provocados por un contraluz, una tormenta, o el agua que desborda la playa, que llevan en sí el germen de la abstracción cromo-lumínica en un afán por atrapar el tiempo. Le interesa asimismo la dominancia de unos colores sobre otros, algo muy ligado al clima del Norte, húmedo y tornadizo, donde el aire difumina los perfiles siendo éste un aspecto difícil de captar con los pinceles si no fuera porque es necesario recurrir a la dosificación del color mediante tonos suaves, ligeros barridos y veladuras que sugieren transparencias, lo que no sería posible abordar sin grandes dotes de observación, paciencia y, por supuesto, buena técnica. Es en las marinas donde la expresión del color se sobrepone al dibujo tan marcado en aquellos lienzos de estructura firme con casas, montañas, peñas y acantilados. Me parece que representar la luz es en ocasiones aquello que se le impone por encima de cualquier otro deseo. Así sucede en Cantera de Olaberría (Irún) , donde lo que importa es desvelar con ella la rugosidad de la piedra en esa gran hendidura en el paisaje amable del entorno también habitado. Verdaderamente, como acertó a escribir José María Díez Gómez, Antonio Mateo sentía la seducción de la roca: “Esa piel de la tierra, áspera y gigante…El viento os gime y la tormenta os ruge, / con su paso, los hombres os suavizan, / el mar os besa o rompe con su empuje / las luces de los cielos os matizan” [49].
El punto de vista elegido por él es un aspecto que le define con un cierto toque romántico, ya que parece fundarse en su emotividad surgida del espectáculo grandioso de la naturaleza. Así, en los encuadres con un punto de fuga central, de manera que una calculada planificación escenográfica dirija nuestra mirada hacia una ermita, una cúspide, un pico puestos en la lejanía, de tal modo que la mirada del espectador vaya dirigida hacia ese punto conducida por las vertientes montañosas puestas en primer término.
En los dibujos a lápiz sobre cartulina de papel de sus paisajes, mayormente lápiz negro aunque también usa los de colores y el carboncillo, es donde alcanza Mateo su mayor perfección por la destreza que demuestra, por su capacidad para matizar la vegetación con leves apuntaciones, dosificar la presión del trazo y difuminar zonas iluminadas, destacando de esta manera volúmenes con el sabio manejo de la luz y de la sombra esbatimentada. Se sirve de líneas bien definidas y del recurso de anteponer unos cuerpos a otros para fijar la perspectiva. Bien podía haber sido un buen grabador si lo hubiera intentado. Antonio Mateo también ha empleado otros procedimientos en sus trabajos sobre papel, tales como el gouache, la acuarela y la tinta china manejados a pincel y plumilla, y en combinación mixta, pero no sólo para sus paisajes, también para el retrato, el bodegón y las flores, en menor cuantía.
Aunque fundamentalmente paisajista, Mateo se ha atrevido con el retrato y una buena muestra de ello es su Retrato de Mañula Ibargoyen , en acuarela, en que destaca el busto de la efigiada sobre un fondo ocre salpicado de puntos marrones con suficiente tratamiento para dar la temperatura necesaria a ese rostro de rasgos bien modelados, en especial la blandura de la carne y los pliegues de su piel curtida, con el rictus apretado de sus labios, la mirada despierta y la sugerencia de una personalidad llena de dignidad. El empleo mesurado de la mancha de color traduce con maestría en su rostro la distribución de la luz. La imagen plástica es de una sobriedad sin concesiones a la apariencia, de concepto realista. La vestidura, una sencilla blusa negra.
(…)
Es también retrato, pero peculiar al hallarse la figura asomada al balcón, con varias macetas de plantas floridas al pie de su barandilla, el que le hace a su hija Marina, con el título de Contemplación (1975), y al mismo tiempo dar un protagonismo al exterior soleado de la plaza, sin por ello dejar de ser una pintura de interior donde se ven unos cuadros apoyados en la pared. El cuadro es mucho más luminoso que otras realizaciones, más alegre, y sorprendente por su suntuosidad cromática, que no es habitual en él, quizás un eco del luminismovalenciano de su maestro Benedito, pues en Irún son más frecuentes las grisuras que las diafanidades. Tiene un aire moderno afrancesado con un grafismo destacado para delimitar las formas con una tendencia a la síntesis volumétrica.
A medio camino entre la ornamentación artística y su admiración por la naturaleza se hallan varios ramilletes de flores pintados a la acuarela en torno a 1955, que representa fuera de contexto o con una referencia espacial mínima, en un ejercicio cromático lleno de matices con gran sentido del gusto y de indudable belleza, con un dibujo muy apurado, cercano al estilo de su porcelana decorativa. Algún bodegón suyo también incorpora flores.

Fragmento de la biografía de febrero 2024

El pintor según los críticos de arte

Una crítica aparecida en 1954 explica que su pintura de paisaje “nos remonta al siglo XIX en cuanto a concepto”. Y es cierto en lo que se refiere al pintoresquismo de los temas en aquellos cuadros cuya atención se centra en los Picos de Europa y en las peñas rocosas de Pancorbo, que obedecen al deseo romántico de mostrarnos la grandiosidad de la naturaleza, tal como sintió Carlos de Haes en los mismos parajes astur-leoneses. En ambos ha sido primordial el conocimiento directo de la naturaleza, usan el contraste sombra- luz para establecer distancias efectistas y coinciden en la fineza de ejecución, mediante una pincelada delicada que sin ser abiertamente impresionista sí lo es realista, como entre sus herederos plásticos Martín Rico y su discípulo Aureliano de Beruete. Hay, en efecto, una raigambre decimonónica, pero sin ser un demérito, pues no lo es la observación de la luz y su acción sobre el paisaje, que exigen del pintor una técnica de pequeños toques, matizadora, no al alcance de cualquier pintor con la eficacia que muestra Mateo.
Miguel del Bidasoa acierta a ver en sus paisajes como diferentes manos, “lo que tiene fácil explicación”, se justifica Antonio: “Es el paisaje el que impone la técnica. El paisaje brusco, áspero, de Pancorbo, por ejemplo, no puede ser tratado como el paisaje suave, delicado, de Irún. Cada uno de ellos debe ser tratado de forma distinta”. Defiende que el camino del arte es la búsqueda de la autenticidad. Le imputa el mismo crítico haber usado en el Monte san Marcial colores que no se aproximan al natural, pero Antonio responde: “El tema había sido pintado antes por tantos pintores… que había que seguir otro camino, sin apartarse por ello de la verdad”.
A propósito de su exposición en el Casino de Irún, el crítico del semanario El Bidasoa le atribuye una personalidad pictórica indefinida, pues es el tiempo – década de 1960- en que Mateo aborda una esquematización de inclinación cubista sin abandonar por ello “una cierta tendencia impresionista”. Cubismo que el crítico ve cercano a la “tendencia decorativa” imitativa “de las vidrieras”. Nadie puede impedir a un artista buscar nuevos caminos expresivos, aunque sólo fuera por curiosidad, ponerse a prueba o por simple divertimento, o quizás, también, por dar cauce a su fantasía o demostrar a los demás su capacidad de innovación. El caso es que Mateo aborda temas novedosos como la música (Músicos ) y la iconografía cristiana (La Anunciación ), incluso el bodegón de un jarrón con flores desde un estilo que él llamó geométrico, que tiene algo de capacidad mural –“de vidrieras” dice el crítico- donde las figuras se estructuran en planos geométricos con una triangulación del espacio que no impide ver detrás construcciones, el mar encalmado o los barcos en el interior de un puerto, donde las resonancias artísticas son tan diversas como el cubismo analítico de Picasso, la pintura metafísica italiana o el expresionismo de Rouault, sin desdeñar la delicadeza de su paleta en los cielos, la intensidad cromática de las viviendas (Casas en verdes, Casas en rojos) de aliento expresionista o el colorido apagado si llega a ser el caso. De lo que no cabe duda es que Mateo demuestra con ellos su adaptabilidad, su capacidad de sorprender a críticos y espectadores. No ve demérito en todo ello José Berruezo, cualificado crítico de El Diario Vasco, que le reconoce como excepcional dibujante y gran colorista, “dos condiciones esenciales para ser un auténtico creador”. “Mateo –añade- posee oficio en grado sumo, lo que le permite el virtuosismo de meter en sus cuadros ya un suave aire de poética fantasía, ya una imaginativa creación como para ilustrar un cuento oriental, ya una deformación geométrica de la realidad que roza lo abstracto”.
“Sus cuadros – apunta el crítico del zaragozano diario Amanecer, Jaime Esain- son especie de cajas de resonancia, perfectamente estructurados, de madura concepción y mimados en su ejecución, obras rebosantes del espíritu austero y sereno que siempre ha constituido la enjundia de la pintura vasca y que nos traen una bocanada de aire puro del Norte… en los que va contenida el alma de la tierra abrupta y llena de contrastes del País Vasco”.
“Para él la luz es un estado de ánimo”]. “Su dibujo es impecable, compatible con miles de pinceladas en cada hoja de los árboles, o en la cresta de las olas o en los picos nevados de las montañas” . “Le ocurre al pintor como a los grandes creadores: desaparecen ante la presencia de su obra”. “Artista comedido al hablar de los demás. Tiene un sentido grave y profundo de la vida y no le gusta oscurecer la verdad. Pinta a lo vivo, porque así está más cerca de la naturaleza que ama. Se sirve de la técnica y dominio del dibujo para elaborar esta pintura que canta la belleza y nostalgia de unas tierras que hace suyas”. “Sus obras ofrecen una sensación de planitud y rotundez.. en estupendas armonías”. “Observador perspicaz y agudo, hace del dibujo un instrumento útil que apoya su pincelada. Una combinación medida de distintos grosores de pigmento, contribuye a que los efectos de perspectiva se establezcan con una más precisa nitidez. Pintura de una sencillez sobria”. Son otros tantos juicios sobre su pintura.

Fragmento de la biografía de febrero 2024

Prensa y crítica de arte sobre Antonio Mateo

Sobre la obra pictórica

Estrecha se le queda la sala a las obras del vasco Antonio Mateo, no tanto por el número de obras como por el desusado sentido épico de sus creaciones, concebidas con un sentido de la totalidad del conjunto, y una técnica muy narrativa por su prolijo diseño de los detalles argumentales, supeditado siempre al ritmo de la composición, como se aprecia sobradamente en “Entrada en Pasajes”, una de las mejores obras, con ese impetuoso arco formado por el movimiento de las masas. A ello se une un sentido escenográfico muy ochocentista perceptible en la delimitación de los planos en que se desarrolla la composición, y un sentido muy acusado del color, que, aun dentro de lo típico de la escuela vasca se no (?) la con una suntuosidad y un brillo al que no son ajenos los de la pasta bien empleada en sabia dosificación de empaste. Desde los grises fríos de los números 12 y 11 (?) a los cálidos de los 7 y 24, pasando por los verdes intensos y los azules transparentes, la paleta de Mateo demuestra tener un gran sentido de lo plástico y colorista. Con ello podría haber buceado por los dominios de lo fantástico, como parece apuntar en el paisaje 25, ya que sus Mendigos lo muestran poco compenetrado con lo realmente moderno, ya que en el fondo no deja de ser un tanto penoso que cualidades tan elogiosas estén al servicio de una mentalidad ya desfasada con los tiempos actuales, no sintonizando con lo que ahora piden los puntos de vista sobre la pintura.

El Noticiero de Zaragoza, 6-4-1975

“ARTE – ANTONIO MATEO: Antonio Mateo, pintor asturiano a lo que creemos, con residencia de hace años en Irún, expone en las Salas Municipales de Arte cuarenta y tres óleos, algunos de ellos de verdadera enjundia.

En este pintor irundarra – Antonio Mateo puede ser para nosotros tan irunés como el Greco toledano – se da una rara circunstancia: la de ofrecernos en su exposición dos muy distintas maneras de concebir la pintura. Una, digamos, realista, y otra, en cierto modo decorativa, si por ello entendemos una traducción del natural a un lenguaje estilizado, quizás, aquí , un tanto en exceso personal, porque no se alcanza a ver toda la razón de esta transposición.

De esta doble vida artí stica de Antonio Mateo – es inevitable el recuerdo del doctor Jekyll y mister Hyde – preferimos la que se refiere a la visió n naturalista: porque no quiere decir este adjetivo que sea el suyo un naturalismo “ventre a terre”, ni mucho menos. Antonio Mateo posee una fértil imaginació n y la suficiente fantasía como para exaltar sus paisajes – creemos que este pintor es fundamentalmente paisajista – con un énfasis cromático de la más pura esencia pictó rica.

Antonio Mateo acentú a en sus cuadros el color, buscándolo en el motivo paisají stico con singular criterio, donde tantos otros pasan despreocupadamente. Así es como se ha hecho dueñ o de una rica y jugosa paleta, a fuer de conjugar estas adquisiciones cormáticas suyas en estupendas armonías.

El pintor, en estos ó leos, no trastrueca la naturaleza; la celebra y canta, siéndole fiel, con encendido entusiasmo. Por eso, la sensación de plenitud y rotundez que estas obras ofrecen.

“El convento de San Nicolás de Tolentino (Fuenterrabia)”, “Artikutza”, los dos “Fuenterrabia”, entre otros paisajes, dan fe de la gran calidad pictórica de Antonio Mateo, que no necesita recurrir a retorcimientos decorativos – llamémoslos así , una vez más para demostrar su excelente pergeño pictórico.

Estos óleos a los que nos referimos son decorativos de por sí , sin dejar de ser las ventanas abiertas que estimamos son los paisajes. Ventanas abiertas a la luz, a los colores, al aire libre, a un específico y concreto lugar, y, además, en el caso de Antonio Mateo, al paisaje interior de su alma de poeta, cantado en sonoros versos”

Unidad (27/11/1964)

«Antonio Mateo. Hasta el próximo lunes 26 la exposición de Antonio Mateo, sita en la Caja Laboral Popular, puede ser visitada por el público según el horario habitual.

Antonio Mateo es un excelente dibujante que durante muchos años ha dado prueba de su fértil creatividad como trabajador de Porcelanas Bidasoa, creando diseños excelentes que han dado la vuelta al mundo por su elegancia y sobriedad.

Sin embargo, su actividad no se limita a la porcelana, sino que ha llegado al terreno del óleo para plasmar el equilibrio, el paisaje, la naturaleza.

Sus cuadros son uniformes, de la misma medida, sin que nada desentone. Entre verdes y azules se dilatan las pupilas, para afrontar la realidad del caserío, uno de los cuales ilustra esta sección.

Todos los trabajos son fruto de pinceladas fuertes, seguras, minuciosamente estudiadas palmo a palmo. En su propia manera de concebir el arte de la pintura. En esta producción hay también excelentes grabados, trabajados a lápiz con una técnica propia de quien domina la técnica.

Los temas son diferentes. Hay paisajes euskaldunes, castellanos que van desde las calles de Oña a los complejos riscos de los Picos de Europa en los que la niebla y la crudeza de las rocas permite al autor entrar en un mundo de fantasía, con luces, rayos cruzados, brumas alborotadas.

La exposición gusta por su clasicismo, por los temas tradicionales que nunca pasan y porque, en suma, se comprueba el trabajo de un pintor, Antonio Mateo, que conoce los recursos, los medios y la calidad, mezclando todo en una paleta más libre y descontrolada que la suya habitual de la porcelana, pura, bella y públicamente reconocida.»

 

Al paso (1978)

En las Salas Municipales (lado de la Alameda) expone treinta y cinco óleos este excelente dibujante y colorista irunés que es Antonio Mateo: Temas reales y fantásticos componen la exposición donde encontramos, cuando el pintor deja a un lado la imaginación creadora y se enfrenta con la realidad, obras tan bien hechas, tan gratas y emotivas como el núm. 24 “Irún con nieve” o como el núm. 16 “Paisaje de otoño” Junto a ellas y en un alarde de dominio del oficio, montes, pueblos, mares presentados con un tono épico que les da el carácter de bocetos para una gran creación escenográfica.

La maestría técnica de sus muchos años de vidrierista se nos presenta ahora, en esta exposición importante, sirviendo a una inspiración poética creadora de plásticos relatos legendarios. Y cuando Mateo baja el tono, entonces su arte personalísimo se remansa en unas gratas creaciones que nos recuerdan a los ilustradores románticos.

Diario Vasco (9/11/1969)


A raíz de la exposición en el Museo de San Telmo de San Sebastián, en 1974, el crítico de arte del Diario Vasco, José Berruezo, dijo: “en cuanto a su oficio, Mateo lo posee en grado sumo, lo que le permite el virtuosismo de meter en sus cuadros ya un suave aire de poética fantasía, ya una imaginativa creación como para ilustrar un cuento oriental, ya una deformación geométrica de la realidad que roza lo abstracto, ya una réplica de Bernard Buffet…Pero donde nos encontramos al verdadero Artista, donde toda su sabiduría se hace espontánea captación del paisaje, es cuando se enfrenta a él con la paleta dominada por los verdes, las tierras y los azules, y traslada al lienzo toda la emoción que existe en “El mar desde el Jaizkibel”, “Marinas con elementos sencillos”, “El bosquecillo de Ibarla”, y “Otoño”… Antonio Mateo, que es un excepcional dibujante y un gran colorista, tiene las dos condiciones esenciales para ser un auténtico creador”

Diario Vasco (10/11/1974)

“ANTONIO MATEO NO ESPERABA EL RUIDOSO ÉXITO DE SU EXPOSICIÓN.
ANTONIO MATEO ESTÁ SORPRENDIDO DEL ÉXITO ALCANZADO CON SU EXPOSICIÓN.
NO LO ESPERABA, DESDE LUEGO; PERO ESTOY MUY SATISFECHO Y AGRADECIDO”.

Quienes entienden de pintura, y aun muchos que no entienden, no hablan de otra cosa que del ruidoso éxito alcanzado por la exposición del pintor Antonio Mateo en el Casino de Irún.

Comentarios, críticas, controversias, grandes elogios. Y los cuadros se van vendiendo con una rapidez nunca conocida en la historia de las exposiciones irunesas. Antonio Mateo, joven de 30 años, trabaja como decorador en la Fábrica de Porcelanas del Bidasoa. Ayer noche estaba en el Casino.

  •  ¿Esperaba usted este éxito?
  • Ni por asomo. La cosa me ha dejado profunda y gratamente sorprendido. Estoy satisfecho…y agradecido.
  • ¿Cuantos cuadros ha vendido ya?
  • Catorce, y tengo encargos para varios más.
  • ¿Es usted vasco?
  • No. Soy asturiano; llevo once años viviendo en Irún.
  • ¿Dónde ha estudiado?
  • En Madrid, con el maestro Benedito, que ha enseñado a tantas generaciones de artistas.
  • ¿Cuál es el cuadro que más le gusta de entre todos los que expone?
  • El titulado “Entrada al puerto de Pasajes”
  • ¿Ha tardado mucho en pintarlo?
  • Quince días
  • ¿Había expuesto usted antes de ahora?
  • En exposiciones colectivas. Durante dos años en la Sociedad “Oargui-Kerizpe” de Fuenterrabia; también en San Sebastián. La primera exposición individual es esta.
  • He oído una opinión el otro día: a un visitante de la exposición le parecía que dada la variedad de temas abarcados por usted, la diferencia tan notable en la técnica, le parecía, digo, que los cuadros no podían ser obra de una sola persona. ¿Qué me dice a esto?
  • Tiene fácil explicación: es el paisaje el que impone la técnica. El paisaje brusco, áspero, de Pancorbo, por ejemplo, no puede ser tratado como el paisaje suave, delicado, de Irún. Cada uno de ellos debe ser tratado de forma distinta.
  • Me gusta su cuadro sobre el monte San Marcial; pero el color no es el mismo que el del monte, ni se aproxima casi…
  • Lo he hecho a propósito. El tema había sido tratado antes por tantos pintores, que habí a que seguir otro camino, sin apartarse por ello de la verdad.
  • ¿Qué especialidad prefiere?
  • El paisaje. Me permite hacer excursiones, cosa que me agrada mucho, y respirar el aire puro.
  • ¿A qué horas trabaja?
  • Generalmente, después de haber dejado mi tarea en la fábrica. Pero si tengo necesidad de pintar a otra hora, en la fábrica me conceden todo género de facilidades.
  • ¿Por qué elige usted como tema esos lugares agrestes, semisalvajes, casi inexplorados?
  • Por eso mismo. Al estar escondidos han sido tratados por menos pintores, o por ninguno. Tienen por consiguiente más novedad. Además, me distraigo mucho buscando esa clase de lugares.
  • Antonio, ¿qué cuadro le ha proporcionado más dinero?
  • El que le cité antes: “Entrada al Puerto de Pasajes”
  • ¿El que menos?
  • Ese aún no lo he vendido.
  • ¿Cómo explica este éxito tan rotundo?
  • Creo que doy una interpretación en mis cuadros de lo que ve cualquier persona que no sea pintor. Algo así como una explicació n con pinceles.
  • ¿A qué pintores admira más?
  • A Zuluaga y a mi maestro Benedito.

La exposición de Antonio Mateo – que permanecerá abierta hasta el dí a 12 del actual – constituye una nota gratísima, sugerente, en este otoño irunés que se está poniendo demasiado fresquito.”

Diario Vasco (6/11/1958)

“Pero Antonio Mateo, dibujante excepcional, con un temperamento artístico que le zarandea
incansablemente desde todos los ángulos y todas las fuentes que inspiran a los artistas, cuando desde la sólida base del dibujo, concreto aunque fantástico, exacto pero idealizado, salta hacia la abstracción de la música, no tiene más remedio que detenerse y contemplar cuanto existe, expresándolo con la armonía que puede hallar, como apoyo esencial para su satisfacción de artista, en la pintura.

Los lienzos de Antonio Mateo son, siempre y paradójicamente, un retrato fiel de lo que existe materialmente y, al mismo tiempo, el alma milagrosamente extraída de la esencia de las cosas”.

“El hombre que dibuja así no tiene más remedio que seguir dibujando en su pintura. Pero no son pinturas que se hayan hecho coloreando el dibujo impecable que hay en ellas, sino que cada trozo, cada pincelada, solamente cubre lo necesario para formar el esqueleto de lo dibujado, pero hay miles de pinceladas en cada hoja de los árboles, o en la cresta de las olas o en los picos nevados de las montañas. Para verlo, hay que ver muy de cerca cada cuadro. Y después de comprobar que el dibujo existe más en la imaginación de quien lo mira que en el lienzo, alejarse para ver las dos cosas: el dibujo y la pintura.”

Unidad


“(…)El mar que ha pintado Mateo está vivo, sin nostalgia alguna. Es mar que rompe y muestra su potencia contra esas rocas que le cortan el paso hacia la tierra (…)”.

Unidad


“(…)Hoy, la exposició n de Mateo sigue siendo una obra maestra de dibujo, pero algo además ha hecho con la pintura, que ya no se mira tanto, y el color, las tonalidades, producen ese efecto suave y poético que ha hecho de esta exposición una maravillosa muestra del arte de Antonio Mateo. D.G.”

Unidad

“Con la pintura de Antonio Mateo nos llega una bocanada de aire puro del Norte. A lo largo y ancho de la treintena de lienzos que constituyen esta muestra se recrea la pupila del visitante en las playas, puertos, astilleros y sobre todo en el entrañable paisaje vascongado, que este artista irunés acierta a desvelarnos con su temperamento sensible y veraz en unos cuadros en los que va contenida el alma de la tierra abrupta y llena de contrastes del País Vasco.

Es la suya una pintura sobria, pero la robusta raigambre, identificable por las coordenadas de un dibujo certero y una sabia aplicación del color. Este se hace presente en una gama parca, de escueta utilización, pero de evidente eficacia. El temperamento de Mateo se deja oír en estas cajas de resonancia que sus cuadros, perfectamente estructurados, de madura concepción y mimados en su ejecución, obras rebosantes del espíritu austero y sereno que siempre ha constituido la enjundia de la pintura vasca.
Antonio Mateo encuentra en sí mismo el prototipo de un paisaje en el que la auténtica y profunda emoción dimanante de una Naturaleza captada en toda su grandeza y expresada sin prejuicios de impone a cualquier otro concepto. ESAIN”.

Amanecer de Zaragoza (Abril de 1975)

“Artista comedido al hablar de los demás. Tiene un sentido grave y profundo de la vida y no le gusta oscurecer la verdad. Pintor que le atrae el paisaje bravo por la dificultad que entraña. Hombre
hecho a las dificultades. Pinta a lo vivo, porque así está más cerca de la naturaleza que ama. Se sirve de la técnica y dominio del dibujo para elaborar esta pintura que canta la belleza y nostalgia de unas tierras que hace suyas.”

Huesca (1976)

“Antonio Mateo … considerado uno de los mejores paisajistas… que sigue siendo el alma de Porcelanas de Bidasoa en lo artístico, se nos presenta en esta nueva exposición con toda la fuerza que le atrae al Irún de adopción … con la sensibilidad del corazón de pintor, que piensa y transmite el más allá, … con esa técnica del dibujo, singular por expresiva…”

Gure Lurra (1978)

ANTONIO MATEO en el Museo de San Telmo.

Desde el pasado día 2 de julio, está exponiendo en el Museo de San Telmo de nuestra ciudad el paisajista Antonio Mateo 1928). Al contemplar la obra de Antonio Mateo imaginamos un individuo aislado de la colectividad en la que se están desarrollando multitud de tendencias pictóricas, y él, el artista, está inmerso en una serie de insignificantes particularidades, que, de una manera u otra, forman la gran preocupación sobre la que gira su vida y su personalidad. Aislado de las condiciones históricas que inevitablemente marcan al individuo contemporáneo, y acaso aún más que éstas, de sus propias características biosicológicas, de su sensibilidad, de su cultura y de su experiencia: su condición de hombre.

Antonio Mateo siente un fervor religioso por sus maestros que son Dario de Regoyos y Zuloaga, principalmente, así como podemos entender, aún mejor, la obra de este artista. Esta lengua que el hombre creó , el arte de la pintura, no tiene un tiempo fijo ya programado, y es por esto que la exposició n, que en estos dí as se nos muestra en el Museo de San Telmo, no es una pintura acorde a los nuevos movimientos, pero sí al gran movimiento que es el arte. Como si hubiésemos sacado del desván unos lienzos de comienzos de siglo, así es esta muestra. Pero eso sí , unos lienzos estudiados y trabajados, donde no se ha olvidado ni la técnica ni la composición. Al entrar en la exposición, casi de frente, nos encontramos con un paisaje de mar, un estudio de rocas y
agua, para el que se ha buscado una excusa de entorno. Es esta pieza una obra bien meditada, a la que se le ha ido sumando, pincelada a pincelada, una textura que enriquece la obra y demuestra el conocimiento de la vieja escuela. El artista, después de seleccionar el tema, lo ha dibujado, y cuando los más mínimos detalles ya estaban allí representados, ha ido sumando empastes y posteriormente su labor meticulosa ha logrado la armonía que es necesaria en una buena composición plástica.

En los 49 lienzos que Antonio Mateo cuelga estos dí as, nos va llevando por los paisajes de nuestra tierra y también nos acerca al mar, al cual describe con puntual acierto. Tierras de Burgos, tierras navarras y asturianas por las que siente una especial predilección. Montes y valles, que de la mano de Mateo son paisajes gratos de contemplar. Encontramos en la pintura de Antonio Mateo que “la luz que en los impresionistas desintegra los objetos hasta hacerlos transparentes” de la cual se sirve Mateo, por el contrario, para incrustar las formas en la pasta.

Siguiendo una tradición que se siente vivir en todo el siglo, se apodera de las formas reales, depurándolas y simplificándolas, llenas de gracia y punzante expresividad. No es menester decir, claro está, que este arte de componer con tanta gracia y originalidad, ajustándose al movimiento de la naturaleza, no es nuevo ya a comienzos de siglo, sino que Puvis de Chavanes, por no ir tan lejos, ya lo utilizó . Mas las telas de este artista traen acentos muy personales y muy suyos que aún habiendo heredado el buen hacer de sus maestros predilectos, acerca su obra de alguna manera, sobre todo en su sentido del color, a una época de la historia del Arte.

Una muestra que guardando el gusto de maestro de comienzos de siglo, tiene una personal postura en la obra de Antonio Mateo.

El Diario Vasco, 1980


Antonio Mateo es un pintor fiel al dibujo, que trata sus temas in situ. Meticuloso en su labor, nos hace retrotraernos al siglo XIX, en el que se aprecian dos rumbos capitales: el color y el de la línea. Domina aquí la línea sobre el color, aún bien, fundiéndose en la composición. Para Mateo, el dibujo es un instrumento de análisis que lo lleva a la realidad inmediata, revelando escondidas bellezas y gracias en la forma.

Pintura que nos muestra aspectos de la realidad, trabajada sin descanso ni improvisación. Tierra, agua, luz y aire o atmósfera, según se prefiera, son los elementos que hallamos en todas sus obras. Mateo, dotado de una especial sensibilidad retiniana, sitúa en sus telas valores táctiles y visuales. C.L.P. Paseo Colón, 13-Irún. R. de E.”

Diario Vasco (29-12-1984)


“Antonio Mateo. 27 óleos y una carpeta de dibujos ejecutados con lápiz y carbón, expone estos días en Irún, el pintor Antonio Mateo. Centrado en el paisaje como temática principal, Antonio Mateo nos demuestra una
vez más su notable interés por el fiel dibujo, el que nos proporciona todos los datos posibles sobre la realidad representada en el lienzo. Ese academicismo hace que Mateo se recree una y otra vez en puntualizar pequeños detalles con minuciosidad y loable paciencia, al modo de los clásicos. La herencia
impresionante y el realismo se funden en el pincel de Mateo. El resultado una pintura veraz, descriptiva.

Composiciones de formas abiertas, que globalizan los elementos integrados en el paisaje. Confiere Mateo estabilidad en el uso ordenado de los elementos y en la selección de los encuadres, lo que hace posible una atmósfera de sosiego naturalista. En algunas telas juega con jugosos empastados, mientras que son otros cuadros ejemplo de una mayor libertad de ejecución”

Diario Vasco (29-12-1986)



“El pintor irunés Antonio Mateo cuelga estos días 31 obras paisajísticas, temática predilecta a la que se aplica con singular sensibilidad. Su faceta de buen dibujante y fiel colorista ajusta sus composiciones pictóricas al más fiel realismo. Su educación de pintor académico no resta a otros conocimientos. Así en sus cuadros podemos presentir un cierto aire orientalista, sobre todo en la manera de componer el paisaje a base de los tres planos clásicos utilizados en la pintura china. Esquemas orientales y visión occidental, que
describe meticulosamente a los objetos representados y a los espacios en que están ubicados.”

El Diario Vasco, 13/11/1988


“Paisajista que compone sus cuadros trabajando directamente del natural, despliega en cada vista su emoción incontenida. Observador perspicaz y agudo, hace del dibujo un instrumento útil que apoya su pincelada. Una combinación medida de distintos grosores de pigmento, contribuye a que los efectos de perspectiva se establezcan con una más precisa nitidez. Pintura de una sencillez sobria, empapada de una claridad dilatada por nuestra luz ambiental. Paisajes del valle de Oiartzun, casas entre frondosas arboledas, vistas otoñales con las hojas caducas orquestando un
fresco acorde musical.”

Diario Vasco (01/12/1990)

(…) creemos que su principal objetivo. dejando aparte a complicaciones literarias o falsos rebuscamientos, es reflejar lo amable. lo bello, con una complacencia visual a la que se rinde cualquier tipo de espectador amante de una generalización de la pintura. Sabemos que hay honestidad en la muestra que Mateo ha enviado. Se adivina una seguridad y una clara voluntad de superación. Compone magníficamente y trata el color con soltura y riqueza. Como dato indicamos que a punto de clausurar su exposición tiene casi todo vendido. Este dato me agrada y espero que al artista también. Pero desde la iniciación de es-tos quehaceres, que en su día me encomendaron, respecto a las manifestaciones pictóricas en nuestra ciudad, me he propuesto ser claro, con un gran concepto del costructivismo. y jamás entrará en mi ánimo dañar o molestar al artista, sé por mis propias carnes, el grito. las ansias de hacer y de ser la agonía. Y esto es lucha. como decía Unamuno. Este es el motivo por el cual, el pintor, sin importarme su estilo o tendencia, tiene para mí una importancia capital y me causa profundo respeto. Pues bien, basándome en esta línea de conducta, de la cual procuro no apartarme. Me atrevo a señalar a este singular pintor, que sin conocerlo personalmente, ya me ha caldo bien, que acusa a mi modesto entender, de dos defectos, que estoy seguro admitirá.

En esta muestra que nos cuelga. hay tres pintores. tres manos, y tres mentalidades que las dirigen, me valen los tres. Quizá había que reseñarlos por separado, pero no hay más que una firma, a la cual me dirijo. El abismo que existe entre la insinuación cubista del número 32.la formal composición del cuadro número 29. «Paisaje de Pancorbo.•. y recordándonos al recio paisaje de Zuloaga y el delicioso lirismo con soltura y cromática de un maestro. del número 30. «Otoño en el valle”.

Como decíamos antes los tres estilos me valen, pero como pensamos que alguno de ellos será la verdad del pintor, los dos restantes son defectos, por lo menos hijos menores. Quizá algún día. cuando seamos amigos. Antonio Mateo me lo explique.

De todas formas insisto en la técnica e indudable técnica de este hombre. sé que si encuentra una vía, ve con sus propios ojos y pinta lo que siente en sus entrañas. ocupará un buen lugar en la tabla.

El Correo de Álava 09/03/1974

Galería de artistas. Antonio Mateo expone por vez primera en San Sebastián.

Don Antonio Mateo ha expuesto en las salas municipales de arte de San Sebastián. De fuerte personalidad artística y de exquisita sensibilidad pictórica, como se demuestra a través de los 43 cuadros expuestos que,
aunque de tendencia y significación distinta, todos ellos llevan el sello de un buen gusto, de una honradez de oficio y hasta una gran originalidad poco frecuente en nuestra época, tan dada a los “ismos”.

  • ¿Puede decirme – le preguntamos a don Antonio Mateo – de dónde es usted?
  • Mi origen es asturiano, aunque haya vivido mucho en Alicante y Madrid, y ahora, 18 años seguidos en Guipúzcoa.
  • Entonces, tendrá usted más años que los que representa…
  • No sé los que represento, pero tengo 36 años.
  • ¿Su afición a la pintura?
  • Desde muy niño creo que ha sido mi única afición.
  • ¿Vive usted de la pintura?
  • Creo que sí, pues aunque la venta de los cuadros no me dé lo suficiente, mi profesión es la de decorador, y en ello trabajo en la fábrica Porcelanas del Bidasoa, por lo tanto, no dejo de pintar, aunque sean técnicas distintas.
  • ¿Es su primera exposición en San Sebastián?
  • Individualmente, sí. En exposiciones colectivas he expuesto ya anteriormente en esta ciudad, en Madrid, Irún y Zaragoza.
  • ¿Su mejor galardón?
  • Creo que habérseme admitido los cuadros en la bienal de Zaragoza, por el rigor de la misma, aunque creo que mi mejor trofeo sea el de una medalla de bronce en el Salón de Otoño de Madrid.
  • Le he observado dos estilos completamente distintos. Uno, sus paisajes del natural y, otro, los cuadros de tendencia “vitral”, es decir que podrían ser modelos de perfectas vidrieras. ¿Cuál es la razón?
  • Nada más sencillo. Unas veces pinto frente al natural, y entonces tengo que ajustarme en color, luz líneas al modelo; en cambio esos vitrales, como usted los llama, representan para mi un estudio de colores y luces, en donde dejo vagar libremente mi fantasía. Para mí son evasión a las rígidas normas que imponen el retrato o el paisaje. Yo creo que si sólo pintase del natural llegaría a aburrirme.
  • ¿Ha hecho alguna vidriera?
  • No, pero me encanta verlas. Tiene una luz propia y unos colores fuertes y simples que es muy difícil verlos en el natural, pero que el combinarlos resulta un verdadero problema que hay que estudiar a fondo.
  • ¿Le gustaría hacer vidrieras?
  • Desde luego me gusta más pintar.
  • Y decorar un gran edificio.
  • ¿En grandes paredes? Ya lo creo. Para ello hace falta tiempo y medios, pero en ellos queda todo lo grande de la pintura que se ha hecho a través de los siglos.
  • ¿Contento con la actual exposición?
  • Entusiasmado. He tenido una gran acogida por parte del público y de la crítica, y lo que más me ha gustado es que también el público y la crítica xxxxxxx (ilegible) esa modalidad que usted llama “vitral” a lo que francamente tenía miedo.
  • Nos despedimos de este sencillo artista que es don Antonio Mateo, deseándole muchos más triunfos.

Unidad (2-12-1964)

“También en esta ocasión nos hemos enterado de una exposición de Antonio Mateo, por un pequeño anuncio -de pago – publicado por la galería en que expone – el Museo de San Telmo – en este periódico. La categoría de este artista tiene que ser muy alta cuando tanta es su modestia. Hemos intentado entrevistarle en varias ocasiones, recibiendo siempre, como respuesta, una cortés y delicada negativa. Es quizá el único pintor de Europa que no sólo no busca la publicidad – que en nuestro tiempo es necesaria para dar a conocer ciertos trabajos – sino que la rechaza.

Hemos pensado en varias ocasiones que para que un artista adopte esa pertinaz conducta tiene que tener una firme confianza en el futuro de su obra. Lo poco que conocemos de la de Mateo es muy bueno; pero, además de esa seguridad en el porvenir de su labor, resulta que se trata de un hombre verdaderamente modesto, de una modestia biológica, insuperable”

Diario Vasco, Matices 1974


“La pintura de Antonio Mateo posee un vigor extraordinario. Parece como si en sus paisajes se captase, más que el aspecto exterior, el fondo telúrico de las tierras y los montes. Es como una fuerza de la naturaleza. Contrasta la obra con el aspecto del artista, hombre serio, mesurado, de apariencia más bien frágil. Pero esto de la fragilidad de artista no puede considerarse como indicio de su obra. A lo mejor se debe a la intensidad de una vida interior devoradora. Lo que se puede afirmar es que Mateo no se prodiga en exposiciones ni en ostentación alguna. Realiza su trabajo en un ambiente retirado, silencioso, con un profundo sentido de la responsabilidad; avanza paso a paso, pero con una seguridad extraordinaria en sí mismo. Es la obra la que habla por él; jamás busca la publicidad. No está influido por escuela ni tendencia alguna.
Por eso nada puede extrañar que, cuando se inaugura una exposición de Mateo, los contempladores de sus cuadros crean hallarse ante un fenómeno insólito del que la fuerza es su principal característica. No se ve al artista en estos trabajos, plenos de objetividad. Le ocurre al pintor como a los grandes creadores, desaparecen ante la presencia de su obra, no dejando percibir la menor huella de su personalidad. O, si acaso, hay que profundizar mucho en ella para descubrirla. SEISDEDOS.”

Diario Vasco, Matices 1976

Sobre la obra en porcelana

“… Sabido es que, Mateo, que trabaja habitualmente en Porcelanas Bidasoa, es el mejor decorador de porcelana de Europa. Pero también en los lienzos, distinta la técnica a la porcelana, es a nuestro juicio uno de los positivos valores que tenemos en España. En esta exposición, como la que hizo en el casino de Irún, ha realizado obras clásicas de impecable factura, obras en las que el viaje de su estilo, lleno de fuertes contrastes, se moderniza, sin perder la línea del clasicismo y el dibujo, y otras más en las que una fantasía desbordada le sirve como admirable estudio de colorido y composición”.

A raíz de la exposición en Donostia-San Sebastián (10/11/1974)

«Antonio Mateo es un excelente dibujante que durante muchos años ha dado prueba de su fértil creatividad como trabajador de Porcelanas Bidasoa, creando diseños excelentes que han dado la vuelta al mundo por su elegancia y sobriedad.»

Al paso (1978)

Se trata de un reportaje sobre Porcelanas de Bidasoa de la mano de Ramón Gamón, director de Métodos y Tiempos de la empresa Porcelanas Bidasoa. Se transcribe una parte del mismo: “El museo. Otro de los rincones de gran atractivo es el museo situado en el edificio que acoge también la tienda de venta al público. Allí se reúnen desde platos con dibujos de Picasso y Dalí hasta fuentes, jarrones y figuras pintadas a mano. “El mejor pintor que hemos tenido, y uno de los mejores de Europa, ha sido Antonio Mateo”, relataba Ramón Gamón. (…)”

Reportaje en «Porcelana sin fronteras», suplemento Bertan Bidasoa del Diario Vasco (03/1999)

In Memoriam

A primeros de este mes de agosto, de las olimpiadas de 2012, ha fallecido en Irún el Pintor Antonio Mateo. Seguramente muchos iruneses desconocen quién era esta persona, ni siquiera algunos de
los relacionados con el mundo del Arte, dado que Antonio Mateo no estaba en los espacios dedicados a exaltar las figuras del Arte, puesto que él huía del autobombo y de la propaganda, era humilde como persona y grande como Pintor.

Estudió en Artes y Oficios con José Ramón Zaragoza, Carlos Sáez de Tejada y Solís Ávila; Artes Decorativas con José Nogués y Dibujo al desnudo en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Realizó exposiciones individuales en Vitoria, San Sebastián, Segovia, Logroño, Bilbao, Pamplona, Santander, León, Eibar, Fuenterrrabía e Irún. Exposiciones colectivas en San Sebastián (Guipúzcoa vista por sus pintores), Certamen de Pintura Vasco-Navarra, Bienales de Zaragoza, Certamen de Pintura Vasca en Bilbao, Exposiciones de otoño en Sevilla, Amposta, Valdepeñas, Guipúzcoa itinerante. Obtuvo premios como el 1er. Premio Memorial Elías Salaverria de Lezo, Medalla de Paisaje en el Salón de Otoño de Madrid, 2º Premio Bicentenario de Pasajes, 1º y 2º en Kerizpe de Fuenterrabía, 2º en pintura al aire libre de Zumárraga.

Entre sus exposiciones, destaca la realizada en el Museo de San Telmo de San Sebastián en 1974, en la que el crítico de Arte de DV. José Berruezo, decía “…en cuanto a oficio, Mateo lo posee en grado sumo, lo que le permite el virtuosismo de meter en sus cuadros ya un suave aire de poética fantasía, ya una imaginativa creación como para ilustrar un cuento oriental, ya una deformación geométrica de la realidad que roza lo abstracto, ya una réplica de Bernard Buffet…”, “…pero donde encontramos al verdadero Artista, donde toda su sabiduría se hace espontánea captación del paisaje, es cuando se enfrenta a él con la paleta dominada por los verdes, las tierras y los azules y traslada al lienzo toda la emoción que existe en ‘El mar desde Jaizkibel’, ‘Marinas con elementos sencillos’, ‘El bosquecillo de Ibarla’ y ‘Otoño’… “…Antonio Mateo, que es un excepcional dibujante y un gran colorista, tiene las dos condiciones
esenciales para ser un auténtico creador”.

Sería largo enumerar otras críticas de sus exposiciones, como la realizada por Iñaki Moreno Ruíz de Eguino, en DV, del 15-07-1980, sobre una segunda exposición en el Museo de San Telmo, en la que decía “…las telas de este Artista, traen acentos muy personales y muy suyos, que aún habiendo heredado el buen hacer de sus maestros predilectos (se refiere a Darío de Regoyos y Zuloaga), acerca de su obra de alguna manera, sobre todo en su sentido del color, a una época de la Historia del Arte…”, no citamos más referencias para no cansar al lector.

Al recordar su larga trayectoria profesional, como gran Pintor, solicitamos del Ayuntamiento de Irún una exposición antológica de su obra, para su conocimiento de las nuevas generaciones, y como reconocimiento de un gran Artista, como lo demuestra su extensa obra de una calidad innegable, merecedor de una Medalla de Oro de las Olimpiadas del Arte.”

In Memoriam en el Diario Vasco (08/08/2012)

Enlaces de interés sobre Antonio Mateo

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